Moscú, 27 dic (PL) El terrorismo se acaba en Siria, lo dice Rusia y lo niega Estados Unidos, muy ocupado en demostrar su posición, cualquiera sea la fórmula, incluida la de crear el «enemigo», a juzgar por el Estado Mayor de este país.
Una vez más, el jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Guerasimov, denunció, esta vez en declaraciones al diario Komsomolskaya Pravda, que Washington prepara el posible relevo, con una cara más edulcorada, del movimiento terrorista Estado Islámico (EI) en Siria.
La cara, y por lo visto las fuerzas, del EI en la nación levantina, perdieron su atractivo para la Casa Blanca, que intentó en todo momento utilizarlo como pretexto, primero para entrar directamente en el conflicto en Siria y después, para eternizar allí su presencia.
Guerasimov reitera que el Pentágono, que cuenta con más de dos mil militares en al menos una decena de bases en suelo sirio, todas ilegales, forma con sus especialistas a nuevos grupos armados para combatir al ejército sirio.
La mayoría del recién horneado Nuevo Ejército Sirio (NES) la forman exmiembros del EI, unos rescatados y evacuados bajo la protección de la fuerza aérea aliada de la ciudad de Raqqa y otros de los últimos vestigios de ese grupo en la provincia de Deir-Ezzor.
Como el recurso humano se agota, los norteamericanos decidieron adoptar una práctica al escenario sirio que algunos expertos vieron en el conflicto de los Grandes Lagos en África, a finales de la década de 1990, cerca del Congo y en la frontera con Uganda.
Allí, como ocurrió en algunas regiones de Deir-Ezzor, se formaron campamentos para acoger a los miles de desplazados que causó el conflicto, creado de manera artificial con toda la ayuda posible de Occidente que financió, entrenó y pertrechó a grupos armados.
En esta ocasión, un campo de refugiados, situado en el perímetro controlado por los norteamericanos, cerca de su base militar de Al Tanf, sirve de punto de reclutamiento entre los civiles para también integrar las nuevas formaciones armadas contra el gobierno sirio.
La dirección militar rusa citó declaraciones de personas que salieron del citado campamento, quienes se refirieron a los anuncios hechos por asesores norteamericanos sobre la creación de la nueva fuerza que recibirá todas las condiciones.
El Estado Mayor ruso en otro momento documentó con fotografías hechas por drones como columnas enteras de camionetas cargadas con miembros del EI fueron escoltadas para abandonar localidades rodeadas por el ejército sirio y su aliados.
De hecho, en coincidencia con las denuncias de Guerasimov sobre la formación de un contingente de 350 armados en Al Tanf y otros 750 en la base militar estadounidense de Al Shadadadi, se conoció de incidentes de acercamiento de cazas estadounidenses a aviones rusos.
Tales hechos, como denunció el mando ruso, estuvieron relacionados con los intentos de las naves estadounidenses de sabotear golpes aéreos contra grupos de terroristas en Deir-Ezzor. Aunque el 11 de diciembre el presidente Vladimir Putin anunció la salida de gran parte del contingente militar ruso de Siria, aclaró que en ese país se mantiene la base aérea de Jmeimim y la naval de Tartus.
Rusia conoce las intenciones de Estados Unidos, aunque públicamente declare su compromiso de combatir al terrorismo, por eso quizás el ministro de Defensa Serguei Shoigu informó que su país iniciaba la formación de un contingente permanente en suelo sirio.
Putin anunció la salida de Siria, pero no el abandono a su suerte del gobierno del país levantino, sobre todo, cuando Washington está lejos de cerrar su fábrica para crear formaciones extremistas.
Guerasimov decidió denunciarlo una vez más a través de un periódico ruso, mientras Moscú espera respuestas convincentes de la Casa Blanca sobre los motivos para mantener una decena de bases en un país que nunca le dio el visto bueno para ello.
En su momento, el presidente ruso advirtió a Occidente que resulta peligroso emplear a los terroristas para alcanzar fines particulares. Ahí están los ejemplos de Afganistán y Libia para demostrarlo.
Washington parece apelar, sin embargo, a un producto Made in USA en su tarea de mantener la desestabilización en Siria y buscar la salida del poder del presidente Bashar Al Assad.
Rusia y el terrorismo Made in USA
Por Antonio Rondón García